Así soy yo

Ensayo sobre mi YO

En lo que a mí respecta, hay tres verdades absolutas. 

Hay solo tres férreas (inmutables, absolutas, inalterables) verdades en la esencia de mi existencia. Solo tres certezas en mi autoconcepción. Estas son, como digo inalterables, componen mi ser y se desprenden de la interacción de él con la realidad (digamos, se acentúan y toman más forma en esta interacción; o tal vez nacen de ella —Y ahí venimos a la pregunta existencial de si somos de por sí mismos una entidad independiente o somos por nuestra interacción con lo que nos rodea… Cuestión que no quiero profundizar ahora—). 

Una es el amor que le tengo a mi hijo perruno, Dalí. Es el sentimiento más puro y real que conozco hacia otro ser/entidad viva en esta existencia. 

Otra es el hecho de que soy artista. Sí, mi esencia, mi manera de ver el mundo (y a la vez, de transformarlo o interpretarlo, si se quiere, —editarlo—) es esa; el ser artista. 

Y la tercera y última es que soy demasiado sensible e incorrecto para esta sociedad/humanidad en la que estoy inserto (si lo abordáramos desde la perspectiva de la teoría de la reencarnación, diría que soy un ente existente que cayó en un lugar incorrecto y es como una pieza de rompecabezas con forma esencialmente diferente y que nunca encajará, pero que seguramente debe haber otros universos en los que encajé —y/o encajaré— ; tal vez, sea un alma vieja, tal vez venga de otras civilizaciones más avanzadas —con niveles de empatía más evolucionados, es una idea que me surgió luego de leer algo así por ahí—, o simplemente, diferentes, a las que me adapté muy bien y me moldeé ahí; entonces se torna un imposible moldarme en esta. Como la arcilla cuando se seca; o la rompemos o la dejamos intacta pero con la misma forma aunque no encaje en el entorno que la rodea —es otro estilo, sin dudas—…) Tal vez, (siguiendo la perspectiva de la teoría de la reencarnación) mi forma no adaptable a este entorno «real» que me rodea se deba a algo; tal vez mi alma ya moldeada y vieja deba aprender algo… Tal vez, y lo pienso ahora, no siempre se deba encajar (aunque esto conlleve con sí mismo un padecimiento infinito), tal vez esa idea en algún momento me lleve a un conocimiento necesario para mi vieja alma… Tal vez… Justamente, nada de eso sé aún. Lo que sí sé con certeza es que no soy de esta realidad, no pertenezco, no soy de este mundo y es una convicción existencialista que va más allá de la percepción consciente que tenemos sobre el mundo y todas las cuestiones de él, las cuestiones naturalmente mundanas… Podemos hacer miles de conjeturas desde todas las disciplinas y ciencias existentes (como la psicología, la filosofía o la ciencia en general —la neurociencia— y hasta la metafísica, inclusive), lo cierto es que, se los aseguro, no pertenezco a este mundo. Y eso a veces se torna insoportable, sí. Créanme. Se los aseguro… 

Así soy yo.